Si estás trabajando en el sector de construcción, ya sea como empleado o directivo, este artículo es para ti. Estos son los aspectos más importantes de la responsabilidad civil en las obras de construcción.
¿En qué consiste la responsabilidad civil?
Dejando a un lado tecnicismos y conceptos complicados, la responsabilidad civil es una cláusula que se ocupa de indemnizar a personas afectadas por un suceso inintencionado.
Es decir, cuando “no es culpa de nadie”, la responsabilidad civil se ocupa de situar un responsable que deberá responder frente a los daños ocasionados.
Existen cientos de variantes y aplicaciones diferentes de esta cobertura, por ello ahora veremos más en detalle su utilidad práctica en el sector de la construcción.
Responsabilidad Civil en el sector de la construcción.
A priori nos interesa destacar que, cuando hablamos de “afectados” o “perjudicados”, no nos referimos exclusivamente a lesiones físicas, también se incluye el factor intrínseco de no poder disponer de un espacio que por derecho nos corresponde, ya sea un negocio o una vivienda. Os lo explicamos:
En lo que respecta a integridad física, imaginemos una obra donde no hay ningún operario, ya sea por que está paralizada o por que en ese horario no corresponde que haya gente trabajando. Si un civil pasa por al lado y por casualidad, el viento acaba empujando un tablón de madera que no estaba bien sujeto, y este cae sobre el transeúnte causándole un hematoma o corte que le obliga a requerir asistencia médica, será responsabilidad del titular (o titulares) del proyecto, responder económicamente frente a los daños y perjuicios ocasionados a esa persona.
Cierto es que gozamos de una sanidad pública sin coste, sin embargo, si esa persona no puede trabajar durante una temporada debido a este percance, de igual modo será responsabilidad de los titulares de la obra indemnizar al sujeto económicamente hasta que pueda retomar su actividad laboral.
Por otro lado tenemos a quienes no sufren ninguna lesión física, pero su patrimonio si que se ha visto afectado. Un buen ejemplo podría ser alguien que dispone de un local que utiliza para su negocio, donde atiende cara al público, como una cafetería o tienda de artículos. Si el vecino de arriba está haciendo obras, y de pronto atraviesan el suelo (que sería el techo de nuestro sujeto) rompiendo así una tubería e inundando el local, aunque nadie se haya visto perjudicado físicamente, nuestro empleado se ve obligado a cerrar hasta que dicho agujero quedase tapiado.
Esto se traduce en días que no puede tener su comercio abierto, y por tanto, dinero que no está pudiendo generar para pagar sus gastos. En este caso, es la responsabilidad civil del vecino de arriba la que deberá ocuparse de dejar el local del afectado en las mismas condiciones que estaba antes, además de compensarle económicamente por todo el tiempo que le haya sido imposible llevar a cabo su actividad económica debido a este incidente.
Los riesgos de la responsabilidad civil.
Es curioso ver cómo algo que está pensado precisamente para reducir los riesgos, puede llegar a convertirse en un serio inconveniente si no se lee la letra pequeña.
Desde ya que el riesgo al que se enfrenta cualquier constructor (sea un autónomo o una empresa) es realmente incalculable. Si algo sale mal, lo más leve será perder la licencia, por que a posteriori deberá enfrentarse a multas, indemnización al tercero por parte de su propio bolsillo, además de varios pleitos donde obviamente deberá costearse su propia defensa.
Pero aún teniéndola contratada, cada aseguradora se preocupa de garantizar sus coberturas al detalle, y por muy genérico que pueda verse desde fuera, por querer ahorrarnos 100 o 200 euros, luego podemos vernos obligados a pagar fácilmente 10 veces más por no haber tenido en cuenta coberturas como las posibles roturas de tubería antes mencionada, pero no de patrimonio afectado en una inundación (por ejemplo).
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